Entrevista Óscar Mejía, agricultor de caña de azúcar

Por: Xiomara Campo – Jefe de comunicaciones de Procaña

Óscar Mejía, ha transformado su relación con la caña de azúcar, pasando de un cultivo convencional a uno orgánico.

Con una experiencia de más de 17 años, ha demostrado que la sostenibilidad y la agroecología son posibles en la caña de azúcar. Su historia es una inspiradora travesía de aprendizaje, perseverancia y compromiso con la tierra, y un modelo a seguir para otros agricultores en busca de prácticas sostenibles. Procaña conversó con el cañicultor a quien le otorgaron la certificación Mayacert por cuarto año consecutivo y nos cuenta su experiencia con la transformación de caña convencional a orgánica.

Un Camino hacia la Caña Orgánica

Comenzó su aventura en el mundo de la caña en el 2007 aproximadamente, cuando adquirió la Hacienda Tabanero en Buga, Valle del Cauca. Como administrador de empresas, estaba convencido que el cultivo de caña convencional tenía un potencial económico enorme. Sin embargo, hace más de cinco años, impulsado por el deseo de aportar a la biodiversidad y reducir el uso de químicos, decidió hacer la transición hacia la caña orgánica.

 “Con el apoyo del Ingeniero agrícola Julián Borrero, Tulio Tascón, nuestros colaboradores y del ingenio Pichichí, iniciamos el proceso de conversión. Los primeros tres años fueron de aprendizaje y de trasformación, en los que implementamos prácticas orgánicas sin poder certificarnos aún. Finalmente, logramos obtener la certificación y, hoy, podemos decir que estamos entregando caña orgánica certificada al ingenio. Este camino ha sido un reto y una satisfacción increíble”, relata Óscar con orgullo de corazón de caña.

El proceso de conversión de una finca a cultivo orgánico no es sencillo, y Óscar lo sabe de primera mano. Una de las prácticas iniciales que implementó fue la aplicación de materia orgánica en lugar de fertilizantes químicos antes de realizar el proceso de conversión y esto fue un factor clave en el proceso, llevamos 12 años consecutivos aplicando materia orgánica “Nos enfocamos en enriquecer el suelo con compost y abonos naturales, con un promedio de 3.5 toneladas por hectárea después de cada corte. Esto mejora la salud de la tierra, como también la calidad de la caña”, comenta Óscar.

Con la asistencia de expertos y el apoyo del ingenio, también ha incorporado controles biológicos para el manejo de plagas y enfermedades. “El ingenio nos regaló botón de oro, una planta que ayuda a atraer insectos beneficiosos, y hemos cercado la finca con esta especie para favorecer la biodiversidad. Es gratificante ver cómo los insectos llegan de manera natural, y saber que estamos generando un ecosistema equilibrado”.

Destaca que uno de los mayores logros en este proceso de transición ha sido la mecanización. “La caña orgánica requiere prácticas distintas, y el trabajo manual puede ser muy costoso. En su momento, adquirimos un tractor especializado para el control de arvenses, lo que nos permitió avanzar con mayor eficiencia, Lanser orgánico, Recientemente incorporamos un tractor John Deere con cargador para facilitar la aplicación de materia orgánica, que ahora pedimos a granel para agilizar el trabajo”.

Gracias a la mecanización, lograron aumentar la eficiencia y la productividad en la finca, pasando de aplicar materia orgánica en 2.5 hectáreas por día a cubrir hasta 6 hectáreas día “Esto nos ha permitido mejorar la eficiencia en más de un 100% dedicar más tiempo a otros aspectos del cultivo y optimizar los recursos, manteniendo siempre el compromiso con lo orgánico y sostenible. Prueba de ello fue el premio otorgado por el Ingenio Pichichí como proveedor número uno en el 2024 por obtener el mejor porcentaje de Toneladas de Azúcar por Hectárea (TAH)” explica.

Reconoce que el mayor desafío en su trabajo es la educación y la percepción pública. “Muchos desconocen los beneficios de la caña y de la agroindustria, y existe un estigma de que el cultivo de caña impacta negativamente el ambiente. Me esfuerzo por informar a la gente sobre las buenas prácticas y los beneficios de la caña orgánica. Les explico que el azúcar orgánico es libre de químicos y de procesos dañinos para el entorno”.

Cada conversación es una oportunidad para cambiar la percepción de la caña de azúcar. “Incluso regalo pequeñas bolsas de azúcar orgánica a amigos y conocidos para que prueben el producto y entiendan que es diferente. Creo que, como cañicultores, debemos ser embajadores de lo que hacemos y mostrar el valor de esta agroindustria”.

Es consciente que su historia puede motivar a otros cañicultores a adoptar prácticas orgánicas. “Quiero decirles a mis colegas que comiencen poco a poco, con áreas pequeñas y con la aplicación de materia orgánica. La transición puede ser un proceso largo, pero los beneficios para el suelo y el ambiente son significativos. Es cierto que existe un temor que la productividad disminuya, pero nuestra experiencia muestra que, si se preparan bien, la diferencia es mínima”.

Innovación y tecnología: herramientas clave

Óscar ha incorporado tecnología avanzada en sus procesos para optimizar el uso de recursos naturales. “Contamos con sistemas de riego eficientes, control de consumo de agua y maquinaria adaptada para manejar la finca de manera sostenible. 

El impacto positivo de la caña orgánica va más allá de los beneficios productivos; también es una responsabilidad hacia las generaciones futuras. “El suelo que trabajamos no es solo nuestro, es el legado que dejaremos a quienes vienen después. Con prácticas sostenibles, estamos cuidando y protegiendo un recurso vital para el Valle del Cauca”, señala con determinación.

Al reflexionar sobre su experiencia, Óscar se siente satisfecho y motivado para seguir avanzando en la agricultura sostenible. “Mi esposa dice que yo ‘transpiro caña’, y creo que tiene razón. Este cultivo se ha convertido en mi pasión y en mi forma de contribuir al mundo.  A través de la caña orgánica, quiero dejar una huella positiva y demostrar que es posible hacer las cosas de manera diferente”.

Su historia es un recordatorio que, con pasión y esfuerzo, los agricultores pueden ser agentes de cambio y cuidadores de la tierra que nos alimenta.

“La caña orgánica no es solo un negocio; es un compromiso con la naturaleza, la comunidad y el futuro”.

El Apoyo de Procaña y Cenicaña

Óscar también valora profundamente el respaldo de organizaciones como Procaña y Cenicaña, que han sido fundamentales en su proceso de aprendizaje y crecimiento. “Cenicaña ha sido un aliado invaluable para nosotros. Nos hemos vinculado al programa INTEGRA, y recientemente participamos en una capacitación sobre riego en la hacienda. Contar con el apoyo y el conocimiento de instituciones como estas es una bendición para todos los cañicultores”, menciona con gratitud.

Procaña, la asociación gremial que agrupa a los cultivadores de caña, también ha jugado un papel importante en su carrera. Óscar ve en el gremio una oportunidad para aprender, compartir y crecer como comunidad. 

“A veces hablo con amigos cañicultores que no se han unido a Procaña, y siempre les digo que el aprendizaje y las conexiones que ofrece el gremio son esenciales. Juntos podemos avanzar más y mejor”.

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