Francia ha sido durante décadas uno de los líderes europeos del azúcar en Europa con 21 fábricas que extraen azúcar de 34,4 millones de toneladas de remolacha azucarera, cultivadas en 400.000 hectáreas por 22.500 agricultores (cifras de 2022).

Las políticas agrícolas europeas y francesas exigen actualmente a los sectores agrícolas que cambien drásticamente sus medios de producción. Uno de los principales focos es reducir, incluso con el objetivo de dejar de utilizar las herramientas fitosanitarias producidas químicamente.

En 2018, Francia prohibió cualquier posible uso de insecticidas de la familia de los neonicotinoides, incluidos los productos que no pertenecen a esta familia por tener formas de acción similares. Estos productos están clasificados como de riesgo para los insectos polinizadores, aunque está comprobado que la remolacha azucarera no es una planta atractiva para estos insectos.

No existiendo otro producto o variedad resistente para controlar la población de pulgones, estos vectores de virus amarillos experimentaron un enorme desarrollo poblacional en 2020 contaminando en una etapa muy temprana de su crecimiento la mayoría de los campos de remolacha azucarera. El nivel de producción cayó un 30% a nivel nacional con alguna zona por debajo del 60%, cuestionando e incluso, poniendo en peligro el futuro de la producción de remolacha azucarera en alguna zona.

Para desarrollar nuevas herramientas de cultivo para controlar la población de áfidos y limitar las consecuencias de la infección viral, se lanzó un importante programa de investigación, financiado tanto por el sector azucarero como por el gobierno francés para 2021, con el objetivo de encontrar una solución para el 2024.

Es así como se han iniciado 23 programas de investigación tanto en los sectores público y privado, que van desde las ciencias fundamentales para mejorar los conocimientos sobre el ciclo de vida de los áfidos y los virus, hasta el desarrollo de soluciones orgánicas para controlar las poblaciones de áfidos o variedades de remolacha azucarera resistentes a las tres familias de virus actualmente identificadas.

Algunas soluciones son prometedoras, incluso aunque no estén listas para 2024 y el trabajo que se realiza actualmente en nuestro sector azucarero es una ilustración de cómo nuestras técnicas agrícolas en Europa pueden tener que evolucionar para responder a las expectativas sociales y económicas.

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