En la agroindustria de la caña (cultivadores e ingenios) reconocemos la importancia de estimular la biodiversidad en el paisaje y fortalecer nuestro compromiso social con la región. Con la orientación de Cenicaña, estamos invirtiendo en programas de infraestructura ambiental, como corredores biológicos, caña biodiversa, cercas vivas, Sembratón, entre otros, buscando conectar las áreas de conservación y permitir que la fauna transite por los cañaduzales, árboles y arbustos entre la cordillera Central y la Occidental.

Este esfuerzo se realiza en colaboración con las asociaciones de usuarios de los ríos, el acompañamiento del Fondo de Agua por la Vida y la Sostenibilidad, la CVC y otros aliados, uniendo a productores de todas las escalas y sistemas de producción con el objetivo común de mejorar el bienestar de las comunidades y nuestra zona de influencia.

La caña de azúcar es una planta que se destaca por su notable capacidad fotosintética, lo que la convierte en la más eficiente del planeta en capturar CO2 atmosférico y transformarlo en biomasa. Esta planta puede producir hasta 70 toneladas de materia seca por hectárea al año, de las cuales el 50% es carbono. Durante este proceso fotosintético, la caña también libera oxígeno, contribuyendo a la mejor calidad del aire y a la salud de los habitantes del territorio.

La capacidad de la caña de azúcar para absorber carbono la convierte en la mejor alidada en beneficio del medio ambiente, siendo base para la producción de alimentos, como azúcar y panela, energía representada en etanol y cogeneración de energía eléctrica, más de 120 subproductos y derivados que aportan a diversos clústers de la región.  El 30% de la materia orgánica queda en el campo como residuos de cosecha, la cual se incorpora mejorando las características físicas, químicas y biológicas del suelo. De hecho, el 50% de esta materia orgánica es carbono estable, permitiendo que el suelo actúe como un sumidero eficaz de CO2.

Asimismo, el 10% del área sembrada en caña está certificada como producción orgánica, atendiendo los estándares internacionales para atender un nicho de mercado específico, utilizando prácticas agronómicas sostenibles con baja dependencia de insumos y sin uso de síntesis química.

Nos sentimos orgullosos de nuestro aporte desde los cultivos de caña, conscientes de nuestra responsabilidad social y ambiental en una región que cuenta con personas comprometidas y un encadenamiento productivo virtuoso y eficiente que desde hace más de 100 años contribuye a mejorar la biodiversidad, el bienestar de nuestras comunidades rurales y su entorno natural.

Las prácticas sostenibles y las certificaciones hacen de la caña una aliada clave en la mitigación del nuevo entorno climático, mejorando la biodiversidad y el bienestar de nuestras comunidades rurales y el entorno natural.

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