Por: Cenicaña

Con investigación, conocimiento, tecnología y alianzas estratégicas la agroindustria colombiana de la caña de azúcar avanza en el fortalecimiento de un sistema productivo que aporte a la conservación del entorno natural y a la coexistencia entre la actividad humana y la diversidad biológica. Cenicaña presenta 5 de esas acciones para la agroindustria y la región.

1. Hoy crecen corredores biológicos en los alrededores de los cultivos de caña de azúcar, gracias al proyecto Caña Biodiversa. 

      Con este proyecto, que se enfoca en el estudio de la interacción biodiversidad – cultivo, se busca determinar los servicios ecosistémicos que presta la vegetación natural al cultivo de la caña de azúcar. 

      En el marco de las investigaciones se han registrado 283 especies de artrópodos depredadores que cumplen un papel fundamental en el control de plagas y que, sumado al control biológico, permite que la principal agroindustria de la región no dependa de insecticidas químicos para su control. 

      Además, con Caña Biodiversa se avanza en la evaluación de diversidad de aves, hormigas, parasitoides y abejas asociadas al cultivo. En la actualidad, este proyecto se enfoca en la recuperación del corredor río Amaime-Nima, un refugio de Bosque Seco de vital importancia para la conectividad de especies en el valle del río Cauca.

      2. Con programas de conservación y restauración ambiental en cuencas hidrográficas el sector contribuye a mitigar los impactos de la variabilidad climática.

      Desde 1990 Cenicaña colabora con diversas entidades y organizaciones para impulsar en 29 cuencas hidrográficas de los ríos tributarios del río Cauca acciones de conservación orientadas a maximizar la oferta de las fuentes hídricas, tales como herramientas de manejo del paisaje, soluciones basadas en la naturaleza y programas de educación ambiental en la zona productora y consumidora de la cuenca. 

      Actualmente, se realiza seguimiento de las intervenciones a través de un monitoreo hidrológico de variables como calidad de agua, sedimentación, precipitación y caudal. Complementariamente, se promueven estrategias de uso colectivo y gestión del agua a nivel predial con sistemas de riego eficientes, reservorios y acuerdos colectivos por el agua, como turnos de riego.

      3. A través de programas como Integra se acompaña a los cultivadores de caña en la adopción de prácticas ambientalmente sostenibles.

        Al cierre del 2023, 276 cultivadores, que representan cerca de 50,000 hectáreas hacen parte de este programa sectorial, con el cual hoy se implementan 2245 acciones de cambio, de las cuales 1078 contribuyen a indicadores agroambientales. 

        Integra se fundamenta en la Guía de Caña Sostenible (GCS), una herramienta de evaluación de la sostenibilidad, alineada a la normatividad nacional y estándares internacionales de sostenibilidad y buenas prácticas agrícolas, para que los productores identifiquen las acciones de mejora y establezcan proyecciones de adopción. Entre las principales acciones implementadas por los cultivadores vinculados a Integra están el cálculo de la huella de carbono, la identificación de las fuentes de emisiones de GEI, la instalación de pluviómetros y estimación de la cantidad de agua necesaria para el riego, entre otros.

        4. Con la adopción de biocombustibles y el cálculo del indicador de gases de efecto invernadero a nivel nacional la agroindustria se compromete a la reducción de emisiones a la atmósfera.

        Ante la creciente crisis climática y sus múltiples efectos sobre el ambiente, desde el año 2012 la agroindustria de la caña impulsa un inventario de gases de efecto invernadero (GEI) y el cálculo de la huella de carbono desde el cultivo en el campo hasta la fabricación de azúcar, la cogeneración de energía, la producción de etanol carburante, el tratamiento de efluentes y otras emisiones.

          Desde el inicio del programa de mezcla de etanol con gasolina para la movilidad del país en el año 2005 hasta diciembre de 2023, la agroindustria ha vendido aproximadamente 1,742 millones de galones del biocombustible, lo que ha permitido evitar el consumo de 1,105 millones de galones de gasolina. 

          Este logro contribuye a una mitigación estimada de 8.35 millones de toneladas de CO2eq, demostrando el impacto en la reducción de emisiones de gases de efecto invernadero a través de la adopción de biocombustibles y la importancia del indicador a nivel nacional.

          5. Mayor conocimiento de la vida microbiana de los suelos cultivados con caña de azúcar en el valle del río Cauca. 

          Prácticas agronómicas como la aplicación de abonos orgánicos, el uso de biofertilizantes, la siembra de coberturas vegetales como el fríjol y el maní en asociación con caña y el mantenimiento de residuos post-cosecha durante tiempos de cultivo prolongados pueden aumentar la vida microbiana de los suelos de la caña de azúcar del Valle del Cauca.

          Así se ha evidenciado en resultados de investigación que muestran el beneficio de las buenas prácticas agronómicas sobre la conservación, abundancia, diversidad funcional y filogenética de grupos microbianos que brindan servicios ecosistémicos para la nutrición y fertilidad de los suelos, como las comunidades de bacterias fijadoras de nitrógeno y solubilizadoras de fósforo inorgánico. 

          Los resultados de investigaciones han descrito una alta abundancia de grupos taxonómicos como Gaiella, Streptomyces, Agromyces, Glomus, Actinobacteriota, α-proteobacteria, Burkholderia, Azospirillum y Rhizobiales asociadas a caña de azúcar que pueden ser importantes bioindicadores en la gestión sostenible del suelo.

          Complementariamente, se trabaja en la identificación de sistemas de manejo del suelo que además de mejorar su calidad para incrementar la productividad y sostenibilidad agrícola, contribuyan a promover la mitigación de los GEI en regiones tropicales. 

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