La caña de azúcar como fuente de energía limpia y movilidad sostenible

Por: Fedebiocombustibles

El bioetanol de caña de azúcar es un combustible de baja intensidad de carbono, altísimo octanaje, sin azufre, ni hidrocarburos aromáticos, y además actúa como oxigenante, lo que mejora el desempeño de los motores y promueve la seguridad energética.

En este contexto, Colombia se encuentra en un camino crucial hacia la transición energética, y el bioetanol derivado de la caña de azúcar se posiciona como una alternativa prometedora para descarbonizar la industria automotriz. Este biocombustible no solo reduce significativamente las emisiones de gases de efecto invernadero, sino que también genera empleo, promueve el desarrollo rural y contribuye a la diversificación de la matriz energética, fortaleciendo así el desarrollo sostenible del país.

El bioetanol de caña de azúcar es una fuente de energía renovable que ofrece una reducción del 74% en las emisiones de gases de efecto invernadero en comparación con la gasolina. Esto se traduce en un impacto positivo en la calidad del aire y la lucha contra el cambio climático. De hecho, en los últimos 11 años, el uso de este biocombustible, junto con el biodiésel, ha evitado la emisión de 34 millones de toneladas de CO₂ a la atmósfera.

En este sentido, la producción de etanol a partir de la caña de azúcar genera un impacto socioeconómico significativo, especialmente en las zonas rurales. Actualmente, la industria bioenergética en Colombia crea 90 mil empleos y apalanca a otros 286.000 empleos en el sector agroindustrial de la caña. Además, promueve la adopción de prácticas agrícolas sostenibles que conservan el suelo, capturan carbono y fomentan la biodiversidad. Este es un ejemplo tangible del potencial que tiene el bioetanol en Colombia. Marcas como Toyota y VW han manifestado la disponibilidad de este tipo de vehículos como una apuesta para la descarbonización en este país, usando tecnologías híbridas, flex fuel, entre otras.

Países como Brasil y Estados Unidos han implementado políticas exitosas para impulsar el uso de biocombustibles. En Brasil, la mezcla obligatoria de etanol en gasolina alcanza el 27% y se promueven mezclas superiores voluntarias de E85 (15% combustible proveniente de hidrocarburo y 85% etanol), mientras que en Estados Unidos se aplica un mandato en volumen de 16 mil millones de galones, 15%. Colombia puede aprender de estas experiencias y aumentar gradualmente la mezcla de bioetanol en sus combustibles. Hoy el gobierno tiene una política de 10% de etanol, con el fin de reducir aún más las emisiones y fortalecer la independencia energética.

Este biocombustible representa más que un simple combustible renovable; una oportunidad para construir un futuro más verde y resiliente en Colombia.

Al fomentar su producción y su uso, el país puede avanzar en la descarbonización del transporte, generar nuevos empleos e impulsar el desarrollo rural. La promoción de la investigación, la colaboración internacional y la adopción de políticas públicas sólidas serán claves para aprovechar al máximo este recurso renovable y sostenible.

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