Por: Martha Lince, Presidenta de la Junta Directiva de Procaña
En la agroindustria de la caña, el éxito se mide más allá de los rendimientos agrícolas: se construye a partir de una relación profunda y genuina con las comunidades.
Iniciativas como ALDEAS, la Fundación Corazón de Caña y Compromiso Territorio son ejemplos del impacto positivo que un enfoque de desarrollo integral puede lograr en los territorios del Valle del Cauca y del norte del Cauca.
A esto se suman otros logros de la industria, como la creación de corredores biodiversos y la implementación de tecnología en cultivos, demostrando que invertir en el bienestar social, ambiental y educativo promueve beneficios que trascienden generaciones y fortalecen el desarrollo territorial.
Mantener una relación cercana con la comunidad: un pilar para el Desarrollo
Promover el contacto directo y el compromiso de los cultivadores con las comunidades es fundamental. Las comunidades se benefician de este acompañamiento, ya que les proporciona un sentido de pertenencia y colaboración. Cuando las personas ven a los cultivadores involucrados en sus programas, se sienten apoyadas y escuchadas, y están más dispuestas a participar activamente en iniciativas sostenibles que fortalecen el tejido social. Este tipo de interacción también promueve una cultura de ayuda mutua, clave para un crecimiento conjunto y sostenido.
La visibilidad de los cultivadores en las comunidades permite una mayor transferencia de conocimientos y habilidades. A través de programas como ALDEAS, los miembros de las comunidades reciben capacitación en técnicas agrícolas sostenibles y en habilidades socioemocionales. Esto promueve una autonomía real y fomenta el liderazgo, especialmente entre mujeres y jóvenes, quienes encuentran en estas oportunidades una vía para fortalecer su rol dentro de la sociedad.
Empoderamiento y Autonomía Económica
Las huertas familiares impulsadas por ALDEAS y otros programas brindan autonomía alimentaria a las comunidades, permitiéndoles cultivar hortalizas, frutas y plantas medicinales. Esta autonomía no solo asegura el acceso a alimentos frescos, sino que también genera ingresos adicionales que fortalecen la estabilidad económica de las familias. La formación vocacional que ofrecen los programas les permite a los miembros de la comunidad desarrollar habilidades que pueden traducirse en oportunidades laborales y de emprendimiento.
Este desarrollo económico fortalece la resiliencia de las comunidades ante los desafíos económicos y climáticos actuales, brindando herramientas para adaptarse y prosperar en un entorno cada vez más cambiante. La comunidad, al recibir apoyo directo de los cultivadores, adquiere una mayor capacidad para enfrentar las adversidades, asegurando así un progreso duradero.
La construcción de redes de apoyo y la importancia de la confianza
Otro aspecto clave de estas iniciativas es la creación de redes de apoyo dentro de las comunidades, un recurso invaluable en tiempos de crisis. Estas redes permiten que las familias y comunidades trabajen de manera conjunta, apoyándose unas a otras para alcanzar objetivos comunes y enfrentar situaciones difíciles. Este tipo de cohesión social genera una estabilidad que se ve reflejada en el bienestar general de la comunidad.
La confianza es un pilar en estas relaciones. La presencia constante y el apoyo tangible de los cultivadores no solo fortalecen la confianza de las comunidades en los programas, sino que aseguran que los beneficios lleguen de manera efectiva a quienes más lo necesitan. Esta confianza mutua es esencial para que las iniciativas de desarrollo y sostenibilidad logren un impacto real y se mantengan a largo plazo.
Promover y compartir los mensajes positivos
Nuestro éxito no se mide solo en términos económicos, sino también en la calidad de vida y el progreso de las personas a quienes sirve. Sin embargo, es esencial que estas historias se cuenten y se compartan, para que la sociedad conozca los esfuerzos de la industria y los beneficios que se están generando.
Asistir a eventos con la comunidad, participar en las actividades y difundir los logros de programas como ALDEAS, Compromiso Territorio y la Fundación Corazón de Caña son formas de promover un mensaje de esperanza y colaboración. Estos programas reflejan el compromiso genuino de los cultivadores con las comunidades y resaltan el valor de trabajar juntos para lograr un desarrollo sostenible.
El valor de conectarse con la comunidad radica en construir un futuro compartido y en asegurar que cada paso que demos como industria impulse una vida mejor para las generaciones presentes y futuras.
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