Por: Johan Martínez – Director Energía Renovable y Nuevos Negocios de Asocaña
El bioetanol colombiano, hecho con Corazón de Caña, es una alternativa viable y atractiva para la movilidad sostenible en nuestro país. Sus ventajas en términos de reducción de emisiones, menor contaminación del aire y compatibilidad con la infraestructura existente lo convierten en una herramienta clave para la descarbonización del transporte. Con políticas públicas adecuadas y el compromiso de todos los sectores involucrados, el bioetanol puede contribuir significativamente a la construcción de un futuro más verde y amigable con el medio ambiente para Colombia.
En un mundo cada vez más consciente de la necesidad de un desarrollo sostenible, la búsqueda de alternativas de movilidad que minimicen el impacto ambiental se ha convertido en una prioridad. En este contexto, el bioetanol toma un nuevo aire como una de las alternativas más expeditas para lograr este propósito, ofreciendo una serie de ventajas que lo convierten en un aliado estratégico para la descarbonización del transporte.
La movilidad sostenible se define como un modelo de transporte que busca minimizar los impactos negativos en el medio ambiente, la salud pública y la calidad de vida de las personas. Este enfoque implica la adopción de soluciones alternativas a los combustibles fósiles tradicionales, como el diésel y la gasolina, responsables en gran medida de las emisiones de gases de efecto invernadero (GEI) y la contaminación del aire en las ciudades. En el país se han tomado acciones para incentivar la movilidad eléctrica como la principal apuesta de movilidad sostenible. Sin embargo, su ejecución no ha sido tan acelerada como se pensaba inicialmente, en la medida que aún existen grandes retos por resolver, como lo son la infraestructura eléctrica que se requiere para el abastecimiento de energía para los vehículos, su distribución y la instalación de los puntos de carga. Es de resaltar que estos retos no se presentan solo en Colombia sino en el mundo, por lo que ya los ojos están puestos en otras soluciones que consiguen el mismo resultado, una de ellas es el uso de bioetanol como oxigenante de la gasolina o como combustible alternativo. Si esto se utiliza en conjunto con vehículos de tecnología híbrida se puede potencializar su efecto positivo sobre el medio ambiente.
El bioetanol de caña de azúcar, producido por los ingenios azucareros, se constituye como una alternativa limpia y eficiente. Una de las características más importantes es que reduce en 76% la emisión de GEI si se compara con la gasolina, de acuerdo con un estudio realizado por EMPA de Suiza y contratado por el Ministerio de Minas y Energía de Colombia. De otro lado, el uso del bioetanol produce menos material particulado y otros contaminantes nocivos para la salud humana que la gasolina. Esto se traduce en una mejor calidad del aire en las ciudades, especialmente en los centros urbanos con altos niveles de congestión vehicular. A estas características hay que adicionar que es una fuente de energía renovable, es decir, que al ser producido a partir de la caña de azúcar garantiza su sostenibilidad a largo plazo. Además, su producción contribuye al desarrollo rural y genera empleo en las zonas agrícolas y es una manera de lograr la autosuficiencia energética del país.
La manera como podemos actuar rápidamente para implementar la movilidad sostenible en el país es mediante la descarbonización del transporte. Ese debe ser nuestro objetivo y por tanto debemos implementar las herramientas con las cuales contamos los colombianos.
El bioetanol puede mezclarse con gasolina en diferentes proporciones, lo que permite su uso en vehículos con motores de combustión interna sin necesidad de realizar modificaciones significativas. Estudios realizados en Estados Unidos han mostrado la posibilidad de llegar a mezclas de 15% con bioetanol sin modificaciones a los vehículos convencionales. En Colombia, la Universidad Tecnológica de Pereira ha realizado pruebas que muestran que las mezclas de 12%, 15% e incluso 20% son viables. El ejemplo de Brasil es muy alentador: tienen una mezcla mandatoria de 27% y un parque automotor de mayoría Flex Fuel, que puede consumir bioetanol en cualquier proporción. Esto ha llevado a que el consumo de este biocombustible en promedio sea casi el 50% del combustible que utilizan los vehículos con motores a gasolina.
El país está comprometido con la descarbonización del transporte para alcanzar una movilidad sostenible. Es necesario utilizar todas las herramientas disponibles para lograrlo y para ello desde Corazón de Caña aportaremos el bioetanol que permitirá avanzar rápidamente en el propósito.