En el control del barrenador Diatraea spp.
Algunos ingenios azucareros cuentan con laboratorios para producir insectos que son utilizados en sus cultivos como control biológico. Además existe al menos una docena de empresas productoras que proveen de insectos benéficos a los cultivadores, y Cenicaña permanentemente realiza investigaciones al respecto.
Enero 2018- Cenicaña.
¿Sabía usted que en el valle del río Cauca se liberan alrededor de un millón quinientas mil moscas por año, y que gracias a estos insectos el sector azucarero tiene bajo control la principal plaga de la caña de azúcar?
Pues bien, el control biológico o uso de organismos vivos para contrarrestar los ataques de insectos plaga, en este caso del barrenador del tallo Diatraea spp., se ha convertido en el principal método de control utilizado en la región, con la ventaja adicional de que es una opción amigable con el medio ambiente, contribuyendo así a la sostenibilidad de la agroindustria.
En este caso en particular se utilizan moscas de la familia de los taquínidos, que se alimentan de las larvas de la plaga, con lo cual reducen sus poblaciones y se minimizan sus ataques a los cultivos de caña de azúcar. En el valle del río Cauca estos controladores naturales han tenido tan buenos resultados que la agroindustria de la caña de azúcar descartó, desde la década de los años sesenta, el uso de insecticidas químicos y dejó en manos de este clase de moscas el control de Diatraea spp.
De acuerdo con el área de Entomología de Cenicaña, entre 1960 y 1970 este barrenador del tallo causó cuantiosas pérdidas al sector, puesto que el porcentaje de entrenudos barrenados (intensidad de infestación) era superior al 16%, lo que representó pérdidas superiores al 12% en la producción de azúcar en esa época.
En la actualidad y como resultado del control biológico que se ejerce sobre la plaga, el nivel promedio de daño en la industria no supera el 5%, precisa Germán Vargas, entomólogo del Centro de Investigación.
Para atender la demanda de esta fauna benéfica por parte del sector cañicultor, algunos ingenios azucareros cuentan con laboratorios especializados para la producción de sus propias moscas taquínidas (también se producen avispitas Trichogramma exiguum, que cumplen el mismo papel pero atacan el estado de huevo de la plaga), y existen por lo menos una docena de empresas productoras que proveen de insectos benéficos a los cultivadores.
Además, de manera permanente Cenicaña investiga el uso de estos organismos de acuerdo con la especie de Diatraea que ataca los cultivos en la región, para lograr una mayor efectividad en el control biológico.
Con base en información comercial, estudios realizados por el Centro estiman que por cada unidad porcentual de entrenudos barrenados por Diatraea se pierden 143 kilos de azúcar aproximadamente, equivalentes a $143,000 (a precios del azúcar a marzo de 2017: $1,021 por kilo). Los mismos cálculos señalan que con una liberación de moscas (30 moscas por hectárea) se podrían reducir hasta tres unidades porcentuales de entrenudos barrenados.
Además, si se compara el costo de liberar controladores biológicos (precio que fluctúa entre $21.000 y $83.000 por hectárea) existiría una relación beneficio- costo muy favorable para el agricultor, con la reducción de solo una unidad porcentual de daño.
El control biológico en Colombia también es usado en otros cultivos como flores, palma de aceite y café, pero la caña de azúcar es de los pocos sectores productivos que tienen bajo control su principal plaga con el uso únicamente de enemigos naturales.
Avances en investigación
Actualmente Cenicaña investiga la incorporación de nuevos enemigos naturales, como la avispita parasitoide de larvas Cotesia flavipes, que puede ser de utilidad en la regulación de la plaga.
Otra alternativa disponible para los agricultores es favorecer el control biológico natural que ejerce la mosca taquínida Genea jaynesi, cuya acción puede estimularse mediante el mantenimiento de refugios de arvenses en los callejones aledaños a las suertes.
Las moscas de la familia de los taquínidos no suelen vivir cerca a centros urbanos y no se alimentan de desechos orgánicos; por lo tanto, el incremento de poblaciones de mosca casera en las viviendas no se relaciona con el uso de las moscas taquínidas en la agricultura |
Información tomada: Boletín Informativo, Cenicaña.