Por: BERTHA FORERO, Nutricionista Dietista
Un plato saludable incluye azúcares, y estos tienen funciones nutricionales y alimentarias.
El primer sabor que se impregna en el paladar del ser humano es el dulce: al nacer, la madre amamanta a su hijo con el calostro, que es la primera leche materna; esta es más dulce que la leche materna posterior debido al desgaste calórico que, al nacer, es uno de los más altos. Esto requiere una reposición alta de energía que se da con el azúcar de la leche o lactosa que provee la energía de recuperación requerida por un recién nacido.
Es así como, por naturaleza, los dulces generan felicidad, porque el cerebro está conectado con esa sensación: comer algo dulce produce confort y un placer, que es originado del sabor fisiológico innato que se recibe desde el momento en que se nace y se es amamantado.
Las funciones del azúcar
Todos los alimentos sin excepción son necesarios para la vida y juegan un papel importante, ya sea alimentario o nutricional, e incluso ambas funciones; de ahí, la importancia de tener los alimentos en equilibrio dentro de un plato saludable.
En Colombia existen guías alimentarias basadas en los grupos alimentarios que debe consumir cada persona: frutas y verduras, productos lácteos; raíces, cereales, tubérculos o plátanos, carne, huevos, leguminosas secas, grasas y azúcares.
“En el caso de los azúcares, ellos cumplen una función fisiológica en el organismo, que consiste en que la sacarosa da energía rápida, ayudando a soportar los procesos metabólicos complejos que tiene el cuerpo”, indicó Bertha Forero, nutricionista dietista, fundadora y socia de Alonova Social & Scientific Marketing, y expositora en Conexión Internacional de la Caña 2020.
Además, el azúcar es mucho más que dulce: cumple funciones sociales, psicológicas, antropológicas, gastronómicas y fisiológicas, como lo indica la nutricionista Forero. Dentro de las conexiones sociales, favorecen la transmisión de la cultura y la salud emocional y proporcionan satisfacción gratificante en las funciones psicológicas. El factor antropológico se evidencia porque las culturas por naturaleza son dulces y se manifiestan a través de los dulces típicos de las regiones y gastronómicamente, porque intensifica el sabor cuando se agregan a los alimentos, conserva la frescura y la calidad de muchos productos.
¿Cómo consumir azúcar?
En la conferencia “El balance, la clave en el consumo de azúcar para una vida saludable” de la nutricionista Bertha Forero, se indicó que “la Organización Mundial de la Salud, OMS, ha recomendado un consumo de azúcar que no supere el 10% del requerimiento calórico diario, y aconseja que las calorías normales para una persona sean el 10% de azúcar añadido. Esto equivale a que una persona con una dieta normal de 2.000 calorías podría consumir 50 gramos de azúcar”.
En Colombia, la recomendación de la OMS es adoptada por el Ministerio de Salud y Protección Social en la Resolución 3803 del 2016. Allí también se establece la forma en que puede ser consumido el azúcar y las restricciones en caso de enfermedades.
Según las guías alimentarias en Colombia (GABAS), los niños entre dos a cinco años pueden comer un alimento con azúcar diario. Para niños de cinco a nueve años, con dos alimentos al día son suficientes.
Un hombre y una mujer entre 14 a 17 años, deben de consumir tres alimentos con azúcar. De los 19 años en adelante, se recomienda para hombres y mujeres consumir tres alimentos con azúcar al día. En las mujeres gestantes y en periodo de lactancia, es necesario un mayor aporte de calorías, por lo que aumenta el número de alimentos con azúcar diarios a cinco.
El azúcar parte de una vida con balance
El azúcar se asocia normalmente con endulzar, sabor, energía, bienestar, felicidad, obesidad, diabetes, aspectos positivos y negativos; el consumo de este alimento depende del balance, y cuando hay un desequilibrio alimentario, existe un problema ya sea por déficit o por exceso.
Es muy importante lograr un balance, y este se obtiene cuando todos los puntos de la vida están en armonía: familia, amigos, finanzas, recreación, vida espiritual, social, el cuidado de la salud, la alimentación y el movimiento. Para la Organización Mundial de la Salud, OMS, la clave está en que todos los ejes estén balanceados y poner en práctica los estilos de vida saludable.
Los estilos de vida saludables son patrones y conductas que permiten tener una vida en equilibrio: el sueño, una alimentación apropiada con ingesta de frutas y verduras, el consumo de agua, el control mental, la tranquilidad, el movimiento, así como el descanso.
El azúcar hace parte de una vida con balance, de los estilos de vida saludable porque está inmerso en la alimentación; y la clave es definitivamente el equilibrio. De ahí, la importancia de apropiarse de estilos de vida saludable en la cotidianidad.