En el actual contexto político, el diálogo articulado con la SAC, el Consejo Gremial, la SAG del Valle y el Comité Intergremial ha sido fundamental para defender al sector agroindustrial, resaltando siempre su aporte al desarrollo económico y social de las regiones cañeras.
Nuestro gremio específicamente en 2024 y en lo corrido del 2025, también ha estado muy cercano a los Gobernadores de los departamentos y a los alcaldes en las zonas de influencia de nuestra actividad, pues la solución, además de un alto componente social, requiere compromiso del gobierno en obras de infraestructura y oportunidades que se traduzcan en generación de empleo y desarrollo económico.
Hemos sostenido reuniones con ministras de Agricultura, Ambiente, el presidente del Congreso y líderes de distintas bancadas para expresar nuestra preocupación por temas como la jurisdicción agraria, la expropiación exprés y la vulneración de derechos fundamentales, reafirmando la importancia de un diálogo institucional constante y sin sesgos ideológicos.
Es un deber ser de Procaña la defensa de los intereses de nuestros afiliados; no hacemos política, pero estamos al tanto de las decisiones políticas que afectan el normal desarrollo de nuestra actividad.
En las diferentes reuniones manifestamos la violación de los derechos consagrados en la Constitución Nacional y la necesidad de un desarrollo rural integral en las tierras que se han adjudicado; tener tierra, sin un proyecto productivo rentable no permitirá la anhelada estabilidad social y económica.
El actual panorama nacional es complejo, pero es conveniente recordar que la historia del campo colombiano no ha sido un camino de rosas. El trabajo, tenacidad, resiliencia, y el manejo de la adversidad en todos los terrenos, han sido elementos que hemos sabido manejar a lo largo de varios siglos; en especial la violencia ha sido una constante en nuestro medio. Por razones partidistas o por mezquinos intereses económicos y políticos, muchos de nuestros agricultores han arriesgado su vida, su libertad y su patrimonio. Si fuéramos a la definición de “desplazados” o de “victimas” de años de conflicto, muchos de ellos lo han sido al no poder regresar a sus fincas, incluso algunos a venderlas contra su voluntad, y otros a enviar a sus hijos fuera del país, perdiéndose la conexión con la tierra, la agricultura, y por consiguiente con la necesaria integración generacional vital para dar impulso y proyección a nuestro sector. Todo esto lo digo para recordar la pujanza y el coraje de los hombres y mujeres de nuestro agro.
Que las nuevas generaciones no se intimiden ante los desafíos de hoy y valoremos y preservemos lo construido.
¡NADIE NOS QUITARÁ LO SUDADO A TRAVÉS DE GENERACIONES!
En el departamento del Cauca persiste un entorno de alta conflictividad territorial y fragilidad institucional, marcado por el avance de actividades al margen de la ley que afectan la inversión, la seguridad y el bienestar de las comunidades. Estas dinámicas generan un entorno de inseguridad física y jurídica. La falta de soluciones estructurales aumenta la incertidumbre, afectando el desarrollo sostenible y la estabilidad democrática en esta región clave para el sector agroindustrial y social del país.
Frente a esto, debemos rodear a nuestras instituciones que han dado muestras de coraje e independencia y de manera especial tenemos que apoyar a la fuerza pública, quienes con admirable valentía cumplen su deber en medio de limitaciones jurídicas y logísticas.
Hoy hacemos un sincero reconocimiento para ellos, verdaderos héroes en la defensa de nuestra patria.
Apostamos al relacionamiento social como motor de transformación en nuestras zonas de influencia. “Compromiso Territorio” y el “Fondo Social de la Agroindustria de la Caña” son ejemplos de integración entre sectores y comunidades, donde destaca la participación activa de los jóvenes en la construcción de territorios sostenibles. Resaltamos también la labor de la Fundación Corazón de Caña, bajo el liderazgo de David Gironza quien ha interpretado adecuadamente nuestras expectativas.
Pero entre más interactuamos con David y con los líderes comunitarios, más nos convencemos de que no es suficiente girar los recursos económicos: debemos ponerle nuestra cara, y de manera especial, nuestro corazón a esta relación. Sino se da esa interacción entre los cañicultores y sus trabajadores.
Cada acto sostenible de nuestra parte con la comunidad debe ir acompañado de la expresión afectuosa del cañicultor. Permítanme hacer un énfasis: la participación de nuestros hijos y nietos es importante en este proceso.
En los diálogos francos y abiertos en los territorios, encontramos que una buena receta puede ser la relación empática que surge entre los jóvenes, independientemente de su nivel social o cultural. Sociólogos que nos han acompañado encuentran similitudes entre los anhelos, expectativas y frustraciones de los jóvenes, sean nuestros hijos, los de nuestros trabajadores o vecinos. Las nuevas generaciones están llamadas a ser un eslabón de diálogo y conexión con las comunidades de nuestras zonas de influencia. Contamos con la certeza que tendremos un verdadero cambio si aceptamos este reto y logramos reconstruir el tejido social que debido a las condiciones de seguridad ocasionó una ruptura y pérdida de una generación en el tradicional contacto con las comunidades.
Todos los esfuerzos de Compromiso Territorio, Fondo Social, Fundación Corazón de Caña, huertas familiares rurales (ALDEAS), son invaluables y hacen un trabajo muy importante, pero, reitero, se requiere más diálogo directo entre el empresario del campo y su entorno.
Siempre será imperioso optimizar la productividad expresada en toneladas de caña por hectárea y sacarosa, bases de la sostenibilidad sectorial. Es importante la adaptación y mitigación en un entorno donde la variabilidad climática se intensifica haciendo indispensable la incorporación de nuevas prácticas y tecnologías.
De igual manera reforzar el mensaje de mantener y defender el FEPA , Fondo de estabilización de Precios del Azúcar, clave para la sostenibilidad de nuestro sector.
Todos debemos aprovechar nuestro centro de investigación, Cenicaña, orgullo de la agroindustria del Valle del Cauca y donde aportamos de manera voluntaria ingenios y cultivadores.
¡Pertenecemos a un sector con muchas fortalezas y futuro! Recordemos que la caña es más que azúcar, es etanol, es energía, es compostaje, es bagazo. Como lo resumió un ejecutivo del sector “Con la caña se puede hacer casi todo lo que se hace con el petróleo”
Es Importante resaltar el proyecto de la contribución al medio ambiente con los corredores biológicos que van a enlazar 890 Kilómetros de bosques nativos, lo cual exige de nuestra parte voluntad y cesión de algunas franjas de terreno para lograr una mayor protección ambiental.
En estas épocas de incertidumbre para la democracia, es fundamental para fortalecer a Procaña el apoyo de todos, atraer más afiliados e incrementar nuestra representatividad.
Hacemos una invitación muy especial: ¡DEBEMOS DEFENDER Y CUIDAR NUESTRA DEMOCRACIA!
Requerimos de nuestros afiliados y del entorno una MIRADA POSITIVA sobre nuestro futuro. Esta se construye con la sumatoria de compromisos individuales y de acciones como las ya mencionadas.
Los invitamos a participar todos juntos, remando la barca con la misma vocación y destino. No podemos caer en la trampa de la agenda de divisiones y odios.
Juntos podemos ser verdaderos agentes de cambio, pero se necesita de nuestro esfuerzo y perseverancia.

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